Bruselas, capital de Bélgica y corazón de Europa, es una ciudad rebosante de cultura, historia y gastronomía que hace la boca agua. Tanto si se encuentra en Bruselas para un viaje corto como si simplemente está de paso, 48 horas son suficientes para degustar su rica oferta. Desde explorar la grandiosidad de la arquitectura del siglo XIX hasta saborear la mejor cerveza belga, esta guía le ayudará a aprovechar al máximo su visita a Bruselas.
Antes de sumergirte en tu aventura de 48 horas, querrás viajar ligero. Si va a llegar a la estación de Bruselas Midi, una de las principales estaciones de ferrocarril y puerta de entrada a la ciudad, considere la posibilidad de utilizar la consigna Nannybag para guardar sus maletas de forma segura. Este servicio ofrece reservas en línea rápidas y sencillas, lo que garantiza que pueda recorrer la ciudad libremente sin la molestia de arrastrar el equipaje. Tanto si está explorando el centro de la ciudad como si está paseando por el Parque del Cincuentenario, saber que sus pertenencias están a buen recaudo en armarios de almacenaje en Bruselas le dará tranquilidad.
Comience el día en la Grand Place, la plaza central de Bruselas y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta plaza está rodeada de opulentas casas consistoriales y del emblemático Ayuntamiento, que muestran la rica historia de la ciudad desde el siglo XV hasta el XX. Tómese su tiempo para pasear y apreciar los intrincados detalles de la arquitectura Art Nouveau que define gran parte de Bruselas.
A pocos minutos a pie de la Grand Place se encuentra el Manneken Pis, una famosa estatua de un niño que se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Aunque sea más pequeño de lo que espera, es una visita obligada cuando visite Bruselas.
Para los interesados en la historia, una visita al museo St. Michael y St. La Catedral de Gudula es una visita obligada. Esta impresionante catedral gótica, adornada con hermosas vidrieras, es un excelente ejemplo de la arquitectura del siglo XIII. La catedral está situada cerca del centro de la ciudad, lo que la convierte en una fácil incorporación a su itinerario matutino.
Ningún viaje a Bruselas estaría completo sin darse un capricho de auténtica cocina belga. Diríjase a Chez Léon, situado en la Rue des Bouchers. Esta institución bruselense lleva sirviendo platos tradicionales belgas desde 1893. Pruebe sus famosos moules-frites (mejillones con patatas fritas) acompañados de una cerveza belga bien fría. El restaurante tiene precios moderados, y la mayoría de las comidas cuestan entre 15 y 25 euros.
Otra gran opción es Nüetnigenough, también cerca del centro de la ciudad. Este pequeño y acogedor restaurante es conocido por su excelente selección de cervezas belgas y sus abundantes platos, como la carbonnade flamande (estofado flamenco de ternera). Los precios oscilan entre 20 y 30 euros.
Después de comer, dirígete al Museo Magritte, que alberga la mayor colección de obras del artista surrealista René Magritte. Situado cerca de la Place Royale, este museo ofrece una inmersión profunda en el mundo de uno de los artistas belgas más famosos.
A continuación, explore la arquitectura Art Nouveau por la que es conocida Bruselas. El Museo Horta, antigua casa del arquitecto Victor Horta, ofrece una visión fascinante de este estilo único. El museo está un poco alejado de las rutas habituales, pero merece la pena visitarlo para cualquier persona interesada en la arquitectura y el diseño.
Los que prefieran las actividades al aire libre deberían plantearse visitar el Parque del Cincuentenario. Este extenso parque, mandado construir por el rey Leopoldo II en el siglo XIX, alberga varios museos, entre ellos el Museo Real de las Fuerzas Armadas y de Historia Militar.
Vuelve al centro de la ciudad por la noche para explorar algunos de los mejores bares y restaurantes de Bruselas. Para los amantes de la cerveza belga, Delirium Café es una visita obligada. Con más de 2.000 cervezas, seguro que encuentra algo nuevo que probar. Su animado ambiente lo convierte en un lugar ideal para relajarse tras un día de turismo.
Para cenar, Le Marmiton, también situado en el corazón de Bruselas, ofrece una mezcla de cocina belga y francesa. Los precios son razonables, y los platos principales oscilan entre 18 y 30 euros. No deje de probar su waterzooi, un guiso de pollo tradicional belga.
Mañana: Unión Europea y Parque del Cincuentenario Comienza tu segundo día con una visita al Parlamento Europeo. Bruselas es a menudo conocida como la capital de Europa, y una visita al Parlamento le permitirá conocer el funcionamiento de la Unión Europea. Las visitas son gratuitas, pero es mejor reservarlas con antelación, sobre todo si se dispone de poco tiempo.
Después de su recorrido, dé un corto paseo hasta el Parque del Cincuentenario para visitar el Museo Real de Arte e Historia. Este museo alberga una impresionante colección de artefactos de todo el mundo, que abarcan diversas épocas y culturas. Es una forma estupenda de sumergirse en la historia y el patrimonio mundial belgas.
Para comer, dirígete a Ballekes, un moderno restaurante con un giro contemporáneo a las tradicionales albóndigas belgas. Situado cerca del Parque del Cincuentenario, este lugar es perfecto para comer algo rápido antes de seguir explorando. Las comidas aquí son asequibles, entre 10 y 15 euros.
Alternativamente, pruebe L'Atelier en Ville, un café de moda en el centro de la ciudad. Este lugar ofrece un ambiente relajado y un menú con opciones saludables como ensaladas, sándwiches y zumos naturales. Los precios son algo más elevados: las comidas cuestan entre 15 y 20 euros.
Después del almuerzo, explore la escena artística moderna de Bruselas en el Museo de Ixelles. Este museo presenta una variada colección de arte de los siglos XIX y XX, que incluye obras de artistas belgas e internacionales. El museo se encuentra en un bello edificio, por lo que es un placer explorarlo tanto por dentro como por fuera.
A continuación, diríjase a las Galeries Royales Saint-Hubert, una impresionante galería comercial cubierta del siglo XIX cerca de la Grand Place. Estos grandes almacenes, uno de los más antiguos de Europa, están repletos de tiendas de lujo, chocolaterías y cafés. Es el lugar perfecto para comprar recuerdos o simplemente admirar la arquitectura.
Para su última noche en Bruselas, deléitese con una cena en Comme Chez Soi, uno de los establecimientos gastronómicos más famosos de la ciudad. Situado cerca de la estación Midi de Bruselas, este restaurante con estrella Michelin ofrece una experiencia gastronómica de lujo con un menú que cambia según la temporada. Reserve con antelación, ya que las mesas están muy solicitadas.
Si le apetece algo más informal, Noordzee Mer du Nord es una excelente opción. Este bar de marisco, situado cerca del barrio de Sainte-Catherine, ofrece platos de marisco fresco a precios asequibles. Es un lugar popular entre lugareños y visitantes.
Si le queda energía después de cenar, explore la vibrante vida nocturna de Bruselas. El barrio de Flagey es conocido por sus bares y discotecas, que ofrecen desde clubes de jazz hasta locales de baile. El Café Belga es un lugar popular conocido por su animado ambiente y su gran selección de bebidas.
Bruselas es una ciudad compacta, y la mayoría de sus principales atracciones se encuentran a poca distancia unas de otras. Sin embargo, el sistema de transporte público, que incluye tranvías, autobuses y metro, es eficiente y fácil de usar. Un billete sencillo cuesta unos 2,10 euros, y existen abonos de un día para quienes tengan previsto utilizar el transporte público con frecuencia durante su estancia.
Si te alojas fuera del centro de la ciudad o planeas visitar zonas como el Parlamento Europeo o el Parque del Cincuentenario, utilizar el transporte público te ahorrará tiempo y energía.
¿Y si pudieras disfrutar de cada momento de tu estancia sin cargar con tu equipaje?